Mi abuela decía que hay cosas que
llegan solas, un día, de la mano de Dios..el perdón, el olvido, el amor, la
muerte…y creo que es muy cierto, aunque no siempre estamos preparados para ese día
en que “las cosas” llegan.
No recuerdo exactamente el día,
pero si el momento en que comencé a dejar ir a José Miguel, me desperté en la
noche, sereno pero si con esa extrañeza de como cuando crees que no cerraste
bien la puerta principal o alguna ventana, o que dejaste algo mal puesto..pero
no era simplemente que esa noche, en ese momento caí en cuenta perfectamente
que José ya estaba muerto y que yo no, que yo seguía aquí y con una vida por
delante..asi sencillo.
El martes me paso algo similar
mientras tenia el brazo extendido y con una aguja que me sacaba sangre, justo veía
la mano de la enfermera poner otro tubo, el quinto, para que se llenara cuando pensé
en quien es el ultimo hombre al que he amado, recordé su cara y su sonrisa y en
mi mente apareció una de esas escenas de las cenas en casa de G3,pero algo paso
ya que no lo sentí “mio” si es que esa palabra aplica, tal vez será mejor decir
no me sentí de él, y será que en ese momento la enfermera me dijo que habíamos
terminado con mis 6 tubitos de sangre (Drácula seguro me la hubiese opuesto mas
barata) lo que me saco de mis pensamientos, pero con un a sonrisilla en la
cara.
Mas tarde que llegue a escribirle
un mensaje por Caralibro justo en el costado de la pagina apareció una foto de
el con RoRo….y ese sentimiento de querer golpearle la cabeza con la edición dominical
del periódico hasta verlo sangrar no broto en mi, al contrario fue un – se ven
bien juntos-, cosa que me sorprendió gratamente…será, tal vez (y solo tal vez)
que ese paso de comenzar a verlo como alguien a quien ame lo di sin darme
cuenta o será como decia mi abuela que hay cosas que llegan solas, un día, de
la mano de Dios..el perdón, el olvido, el amor, la muerte….