Puede sonar raro pero además de que lo disfruto, encuentro un buen punto de reflexión cuando los demás me califican y me etiquetan según su leal saber y entender, no hace mucho y vía comentario blog, fui calificado como alguien con menos de un dedo de frente y en la oficina como un digno representante de la “Generación MTV”.
Vamos que ninguna de las dos etiquetas me molesta, ya que se exactamente lo que las originó, la primera un comentario de índole ideológico político y la otra porque preferí un café de Starbucks a uno de un 7-11.
El tema en si es que a muchos ( incluido yo) nos resulta fácil etiquetar, vamos no es que sea malo, las etiquetas ayudan a tener bien acomodado desde el armario, los discos, los libros..cientos de cosas en la casa y en el trabajo, pero con los seres humanos es muy diferente, en mi caso, como ya les puse el ejemplo, es común que sepa el porque de las etiquetas que me van colgando por la vida, tal vez por una discrepancia en la ideología política, en la religiosa, por una diferencia en la apreciación de cierto tipo de música o de cantante o sencillamente por la ropa que me pongo para sentirme cómodo dependiendo de la situación; Pero hay a quienes las etiquetas que les ponen les pesan, que mas que una sencilla gomina o un cartoncillo que pende de un frágil hilo, les parecen pesadas lozas que cargan en su espalda de las cuales entre mas luchan por quitárselas de encima, pareciera que se encarnan haciendo mas difícil deshacerse de ellas.
Y es aquí donde me gustaría decirles a todos y cada uno de los que esto leen, que cuando etiqueten a alguien, tengan bien en cuenta que lo hacen a su propia conveniencia, que ponemos una etiqueta para que nos sean fáciles las cosas, para poder identificar algo que de entrada nos resulta desconocido y muchas veces hasta incomprensible, así que no etiquetamos por lo que alguien es, sino por lo que creemos que es; y si acaso nos toca ser el etiquetado, el razonamiento es básicamente el mismo, muchas de las etiquetas que nos cuelgan penden de ese hilo fino que es la apreciación de otro, que poco o nada sabe mas allá de un comentario que hagamos y que rara vez se interesaran por conocer mas de nosotros fuera de ese instante que les permitió catalogarnos como alguien “con menos de un dedo de frente” por ejemplo, y quienes nos llegan a conocer un poco mas , raramente nos colgaran una etiqueta, porque saben que cada uno es como es tanto por lo que ha vivido como por lo que ha decidido ser.
Que también por principio y fin de cuentas hay veces que por mero gusto a controvertir , al menos el que esto escribe, hace comentarios como el maldecir a un ex candidato presidencial de cierto partido político nacional de cuyo nombre no quiero acordarme.
Así pues la cosa con las etiquetas, nada fácil ¿no?; pero recuerden que este es meramente mi punto de vista. Dense todos por abrazados.
Vamos que ninguna de las dos etiquetas me molesta, ya que se exactamente lo que las originó, la primera un comentario de índole ideológico político y la otra porque preferí un café de Starbucks a uno de un 7-11.
El tema en si es que a muchos ( incluido yo) nos resulta fácil etiquetar, vamos no es que sea malo, las etiquetas ayudan a tener bien acomodado desde el armario, los discos, los libros..cientos de cosas en la casa y en el trabajo, pero con los seres humanos es muy diferente, en mi caso, como ya les puse el ejemplo, es común que sepa el porque de las etiquetas que me van colgando por la vida, tal vez por una discrepancia en la ideología política, en la religiosa, por una diferencia en la apreciación de cierto tipo de música o de cantante o sencillamente por la ropa que me pongo para sentirme cómodo dependiendo de la situación; Pero hay a quienes las etiquetas que les ponen les pesan, que mas que una sencilla gomina o un cartoncillo que pende de un frágil hilo, les parecen pesadas lozas que cargan en su espalda de las cuales entre mas luchan por quitárselas de encima, pareciera que se encarnan haciendo mas difícil deshacerse de ellas.
Y es aquí donde me gustaría decirles a todos y cada uno de los que esto leen, que cuando etiqueten a alguien, tengan bien en cuenta que lo hacen a su propia conveniencia, que ponemos una etiqueta para que nos sean fáciles las cosas, para poder identificar algo que de entrada nos resulta desconocido y muchas veces hasta incomprensible, así que no etiquetamos por lo que alguien es, sino por lo que creemos que es; y si acaso nos toca ser el etiquetado, el razonamiento es básicamente el mismo, muchas de las etiquetas que nos cuelgan penden de ese hilo fino que es la apreciación de otro, que poco o nada sabe mas allá de un comentario que hagamos y que rara vez se interesaran por conocer mas de nosotros fuera de ese instante que les permitió catalogarnos como alguien “con menos de un dedo de frente” por ejemplo, y quienes nos llegan a conocer un poco mas , raramente nos colgaran una etiqueta, porque saben que cada uno es como es tanto por lo que ha vivido como por lo que ha decidido ser.
Que también por principio y fin de cuentas hay veces que por mero gusto a controvertir , al menos el que esto escribe, hace comentarios como el maldecir a un ex candidato presidencial de cierto partido político nacional de cuyo nombre no quiero acordarme.
Así pues la cosa con las etiquetas, nada fácil ¿no?; pero recuerden que este es meramente mi punto de vista. Dense todos por abrazados.
5 comments:
tienes toda la razón del mundo.. la etiqueta no es más que una forma q tenemos para hacer facíl nuestra vida.. lástima que en ese egoismo nos llevemos entre los pies al etiquetado en la mayoria de las veces..
Dejemos de marcar a lo que tememos por ser desconocido y mejor conozcamos para poder hablar con fundamento..
besos!
Lo bueno es que eres muy evolucionado y lo tomas todo de manera muy edulta, que si no!
Gracias por el abrazo.
2046
Toño
Etiquetar es parte de ser intolerante; todos los somos, tanto, como sesgados y faltos de objetividad. Si alguien no piensa como nosotros, de inmediato lo etiquetamos (y hasta lo maldecimos); si no se viste como pensamos que debe hacerlo, lo llamamos zarrapastroso. Somos racistas, intolerantes y clasistas. Y por eso México está como está... y por eso, ahorita, el Cardenal Norberto Rivera está excomulgando a todos los asambleístas que aprobaron el matrimonio entre personas del mismo sexos, por ser unos "inmorales", o sea los está etiquetando por no ser tan "impolutos y morales" como él, (jajá no te rías él es un Santo... aunque no lo parezca)
La intolerancia y la sordera a lo que no nos conviene (o no nos gusta, o no entendemos) no reconocen patria, preferencia sexual, religión o ideología política... ni Doctorados y demás pendones.
Abrazos
A lo dicho por ti, y por mi querida amiga Marichuy, que comparto al cien por ciento sus palabras. Me cabe decir, que también he sido etiquetada
dentro de el común de las mujeres.
Muchos hombres tienen la idea o piensan que todas las mujeres somos iguales, en pensamientos, actitud, frente a los diferentes tipos de hechos.
Pero a ellos y sobre todo a uno en especial, les digo, que no.
Basta ya!, de etiquetar, primero como tu dices Toño, hay que darse el tiempo de conocer, después opinar.
Besos, abrazos, mi querido toño.
Abrazo de vuelta y totalmente de acuerdo!
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