A TI VOLVER, REGRESAR....

Lo difícil de volver a un lugar en el que no has estado por mucho tiempo puede ser el que no nos esperamos que las cosas, las situaciones y las personas cambien o bien , si estamos concientes que el cambio va a ocurrir, es que esperamos que cambien a nuestro modo, lo cual las mas de las veces no pasa. No obstante eso, a mi me gusta volver a Veracruz de vez en vez.

Es el lugar donde viven mis padres, es donde están muchos de mis recuerdos de juventud, es donde están muchas de las colas de mis lagartijas que he cortado y que a veces han vuelto a crecer, donde esta el mar, ese que me infunde fuerza, ese mismo que al verlo de noche me hace sentir paz, en el cual, cada vez que estoy dentro de el me hace sentirme mas cerca de Dios.

Me gusta también volver a sus calles en los cuales la gente habla con acento y corta las palabras y ocupa algunas otras que no aparecen mas que en el diccionario de un Jarocho (nativo de Veracruz), disfruto también saber que la próxima estrella del you tube es mi coterráneo y no solo eso , sino que tiene una simpatía descomunal. (Ferras U ROCK!!!!)

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Me gusta disfrutar del aroma del Café de la Parroquia ( y comprobar que huele y sabe mejor de lo que recuerdo) y ser atendido por el mismo mesero que ha atendido a la familia desde que yo era “toñito”(Gracias Marte, por seguir ahí!), volver a caminar por el paseo del malecón mientras los neveros gritan “güero, güero” no importando que seas de piel mas oscura que el asfalto; regresar sobre mis pasos en la playa en la que perdí parte de mi inocencia y ver que aún me queda mucha más por perder, correr dándole la cara al viento y saludando a los amables trasnochados que se quedaron en el Boulevard desde el día anterior.

Asistir a misa a la Iglesia de Jesús de Nazareth, y contemplar que sigue fiel a la idea de no mostrar imágenes dolorosas y que los parroquianos siguen siendo los mismos sencillos que se ponen ropa de domingo para el evento de la eucaristía.

Me gusta volver a Veracruz y ver que cada día le cambia mas el rostro, que se pone de moderno con nuevos edificios y que le ha entrado a la globalización con sus dos o tres tiendas de cadena internacional, pero me gusta también saber que por mucho que cambie sigue siendo ese hermoso manicomio con vista al mar, al que algún día tal vez, vuelva a sacar mi fichaje.