Thursday, April 21, 2005

LO DIFICIL

A Fer , Porque lo entiende mejor que nadie.
De las cosas mas difíciles de aceptar para mi esta el hecho de que alguien que te gusta mucho, que su solo roce es una de las sensaciones mas padres del día, que el que baje su voz para preguntarte como has estado, es una muestra de afecto mas allá de lo esperado.

Que el tenerlo sentado a un lado tuyo, aunque toda la gente te diga que siempre busca estar sentado así, justo a un lado, ese solo acto te hace sentir muy bien.....lo difícil de aceptar es que esa persona que te hace sentir todo eso, no sea tu novio(a) o el chavo (a) con el (la) que actualmente sales....eso es lo difícil.

Pero lo mas difícil es que te carcoman las ganas de decirle de la manera mas simple que te gusta, sin decirle que lo quieres y deseas (que como diría mi cuate Franco, no es igual ni es lo mismo..lo separa un abismo), pero no se lo puedes decir porque aunque las “estadísticas” digan que tu eres el elegido...el simplemente no esta en el mismo “rollo “ que tu...eso es lo difícil.

1 comment:

Fernando Flores said...

Así es don toño,

Así es, lo entiendo muy bien. Ohhh que si lo entenderé señor.
Cada uno a su manera acaricia su obsesión que, igual que las vergas, se ponen gordas, venosas, coloradotas y purpurecentes (palabra acuñada por Fernando Flores). O como dijera la nana Nacha a Tita en Como agua para chocolate “Sólo las ollas saben los hervores de su caldo”.

Solo entre obsesivos nos entendemos.

Sí don toño, solo quien se obsesiona con alguien sabe lo que es verlo, sentir un roce, estar en el mismo lugar, o más aun, saber que vive, que existe alguien que nos puede provocar tal sentimiento. Cuando uno está obsesionado se siente miserable, vulnerable, chiquito, se siente amenazado, tonto, uno siente que no cabe en el mundo.
Así Toño, cada uno acaricia su obsesión como quiere o como puede. Solo le digo que el negar la obsesión o el dejar de ir a un lugar por no encontrarse a su obsesión lo único que consigue es que la obsesión crezca subterráneamente, por dentro, como cuerpos cavernosos llenos de sangre (disculpe usted la imagen). No niegue su obsesión ni la condene a la inexistencia. Me lo dijo mi terapeuta cuando le conté lo de usted ya sabe quien. Me dijo que tenía que conocerlo, que tenía que desmitificarlo, bajarlo del pedestal en donde yo, mi mente obsesiva, lo había colocado, como un ángel, como un dios. (bueno exagero). Claro, su caso suyo de usted es un poco, solo un poco más complejo, usted sabe, por aquello de las preferencias incompatibles.
Hay varias posibilidades, escoja la solución que más le convenga, puede escoger una o varias a la vez, combinarlas a su conveniencia o como usted quiera:

Solución 1.- disfrute usted de su obsesión, súfrala, azótese, clávese, caiga hasta el fondo, piense usted que no puede vivir sin su obsesión, que es quien le da aire para vivir. Conviértase en la mismísima Sarita García y sufra por este amor platónico que no lo deja dormir. Desvívase. Por supuesto su obsesión ni se dará cuenta. Hasta que por la tan conocida ley de la esfumación de la obsesión pasará el tiempo y hay de dos sopas: o viene otra obsesión aun más obsesiva o usted se cura. Disculpe que sea yo tan sincero, pero un buen obsesivo no tiene cura ni remedio ni fecha en el calendario. Cuando una obsesión llega así de esta manera uno no se da ni cuenta.

Solución 2.- (terapéutica) desmitifique la obsesión. Hable con su obsesión y dígale, al chile, lo que siente usted por ella. Claro, se necesitan de muchos cojones para eso, porque como buena obsesión cuando hace acto de presencia uno se siente vulnerable, en desventaja, uno se siente tonto, son los efectos de la obsesión. (le soy sincero, esta solución no se la recomiendo, porque si usted decide afrontar su obsesión, se contrapone con una de la leyes fundamentales de los obsesivos, que es la de obsesionarse aun más)

Solución 3.- emborrache a su obsesión y métale usted un sustote. Ya sabe que los machos cuando se empedan dejan a un lado sus prejuicios y se ponen flojitos flojitos. Usted sabe que la cebada a uno lo atonta, lo pone desinhibido. échele coco y ya verá que no es mala idea.

Solución 4.- resígnese y sepa que su obsesión puede ser un buen amigo, pero nada más. claro, esta es la más coherente solución pero no la que más satisfaga a uno.

En fin, las obsesiones tiene su lado disfrutable, el estado en que una obsesión nos pone es casi comparable con el estado en que nos pone el amor. Claro, la obsesión se sufre. En fin, ahora me acuerdo que cuando usted y yo nos conocimos me dijo que tenía en mente una historia de obsesión que quería escribir. Ahí está don toño, no tiene que escribirla, es mejor vivirla.

Le mando saludos, lo veo usted ya sabe donde. Sería bueno ahora llamarnos el club de las ollas, ya sabe, por aquello de los hervores del caldo.

Fernando Flores