Esto de estar pasando unos días en casa de mis padres a momentos resulta ser un martirio y otros una versión muy buena de un estado total de paz...y fue en uno de esos momentos de martirio en los que decidí desplazar a la auxiliar domestica de mi madre, y ser yo el que lavara los platos del desayuno...vamos terapia ocupacional.
Uan vez que termine de lavar los plato, secarlos , acomodarlos y dejar la cocina como para exhibición..me tope con el cesto de las naranjas que en estos días aparte de naranjas tiene mandarinas..tome una...y apenas saboree el primer gajo..mi mente se regreso a un momento en Londres...en Trafalgar Square, ese momento en el que por siempre estare yo vistiendo mi sueter azul marino, mi bufanda mostaza, una sonrisa (franca, ya que no tengo de otro tipo) y vienodo a un hobre atractivo vineindo hacia a mi para decirme que el teñefono se trago las monedas, que necesitaba mas cambio..y yo cambiando de mano mi mandarina que estaba comiendome recargado en una columna, buscaba en la bolsa de mis jeans unas monedas mas, para despues de darselas a ese extraño conocido..verlo caminar al telefono, y desde la distancia verlo hablar y sonreirme.
Asi es como una mandarina, hoy. me evoca el sabor de otras tierras, de un sentimento de paz.
¿Alguno de ustedes quiere compartir una mandarina conmigo?
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